Perseverancia y resiliencia son dos de las cualidades que mejor definen a Olga Lucía Ortiz, gerente de la empresa arauquiteña Deleite Chocolates SAS, ubicada a pocos kilómetros del área urbana del municipio cacaotero. Sus manos convierten el dulce sabor y el aroma del cacao arauquiteño en productos que están traspasando las fronteras departamentales, nacionales e internacionales. Todo esto gracias a la perseverancia de su familia alrededor de esta idea de negocio que inició en 2011, con el propósito de preparar chocolate de taza para vender en el pueblo, y hoy —dice con orgullo— está creando alianzas comerciales para exportar su producto a Estados Unidos.

A la hora de hablar sobre las dificultades que se enfrentaron durante la emergencia sanitaria por COVID-19, Olga es un ejemplo de tenacidad para salir adelante en medio de las adversidades. “Con mi empresa he caído muchas veces, pero con esfuerzo y el apoyo de mi familia e instituciones he sabido levantarme. Durante la pandemia pensamos por un momento que todo se acabaría, pero en medio de la crisis encontramos una oportunidad para crecer. Nunca habíamos incursionado en las redes sociales y anteriormente atendíamos en una ‘casetica’ cerca a la vía principal, ahora decidimos ofrecerle un espacio amplio, seguro y cómodo a nuestros clientes para que se vayan más felices hacia sus casas”.

Nuestra protagonista sonríe cuando habla de las empresas e instituciones que le han ayudado para llegar donde está, como la Fundación El Alcaraván, de Ecopetrol y SierraCol Energy, que por medio de su oficina de Microfinanzas, en Arauquita, ha podido acceder a apoyos económicos que le han permitido crecer y generar al día de hoy ocho empleos directos en el municipio.

Eso la llena de orgullo, pues quiere seguir creciendo e innovando para llegar a muchos lugares de Colombia y del mundo con el chocolate de taza, el licor de cacao, las tortas, los postres, las chocolatinas y los otros productos derivados del cacao. Y como si fuera poco, cuando inició la pandemia decidió incursionar en la elaboración de artesanías en madera y cascarilla de cacao, proyecto que lideran su esposo y su suegra.

Aún en medio de la pandemia, el mundo no se detiene; por el contrario, avanza con actitud positiva en un claro desafío del que, sin duda, los emprendedores arauquiteños son un gran ejemplo.