Raquel Caro y Vladimir Santana son una pareja de esposos propietarios de Abners Confecciones en el municipio de Tame, departamento de Arauca. Hace 16 años aprendieron el oficio de la costura, dos meses más tarde tomaron la iniciativa de abrir su propio taller de confecciones con una maquina plana y una fileteadora que compraron con el préstamo de un familiar.

Gracias a su responsabilidad, cumplimiento y calidad de sus prendas de vestir, los clientes aumentaron y con ello la necesidad de comprar más equipos e insumos, por lo que acudieron a las entidades bancarias para solicitar un crédito, lamentablemente los bancos amenazaron con truncar sus sueños de crecer por que no tenían vida crediticia o un bien inmueble para respaldar el crédito, es más, por esos días había mucha facilidad para que las mujeres cabeza de familia accedieran a crédito, pero Raquel, como no lo era, tampoco pudo acceder. Sin embargo, no desfallecieron, un amigo de la familia le recomendó El Alcaraván y fue allí donde encontraron en las microfinanzas, la oportunidad de cumplir sus sueños y les dieron la oportunidad de subir los escalones del éxito.

Cuando Raquel tenía 3 años de edad, su familia sufrió desplazamiento por la violencia, abandonaron su finca y tuvieron que vivir en el casco urbano de Tame, allí terminó sus estudios, luego conoció a Vladimir, el amor de su vida, con quien tiene dos hermosos hijos de 12 y 14 años de edad. Gracias al esfuerzo de su trabajo ya cumplieron los sueños de comprar casa, carro y muy pronto ampliaran su negocio.

Son una pareja de sastres autodidactas, constantemente se capacitan a través de videos tutoriales de YouTube, allí han aprendido a confeccionar vestidos de novias y quinceañeras; trabajan más de 12 horas al día; generan 4 empleos directos y 10 indirectos, pueden generar más empleo, pero la mano de obra escasea en el lugar; El 10% de sus clientes son hombres y niños, el otro 90% son mujeres y niñas, la mayoría de ellas viven en zonas rurales de Tame donde ataca constantemente el conflicto armado, a pesar de esa situación hacen llegar sus prendas de vestir y viajan hasta allí para hacer los arreglos en muchas ocasiones les toca quedarse en la casa de sus clientas porque después de las seis de la tarde nadie puede transitar por vías terciarias; también tienen clientes en todos los municipios de Arauca, en algunos de Casanare y en las ciudades de Yopal y Villavicencio.

Lo que inició como una opción de ingresos económicos para su hogar se convirtió en su profesión y su misión de vida; gracias a la facilidad del acceso al crédito que brindan las microfinanzas y la oportunidad que tuvieron de avanzar, ya no tienen miedo a endeudarse para crecer, mejoraron su vida crediticia, ahora son los bancos quienes están detrás de ellos, con el acompañamiento del programa de Educación Financiera de Microfinanzas El Alcaraván, están organizando la contabilidad y proyectando su nuevo microcrédito para dar apertura a la nueva línea de prendas deportivas, lo que les van a generar más satisfacción de la que sienten cuando ven a sus clientes felices vestir sus prendas confeccionadas por sus manos.